Proyecto Futur-e. Formación y desarrollo social sostenible. Jose Antonio Carrión 30 de agosto de 2024

Proyecto Futur-e. Formación y desarrollo social sostenible.

En el contexto actual, la formación en sostenibilidad, digitalización y energías renovables se ha convertido en un pilar fundamental para el desarrollo de la sociedad, especialmente en zonas rurales donde la despoblación y la falta de oportunidades han sido un desafío constante. Un ejemplo claro de cómo la formación puede transformar estas realidades es el proyecto el que OPEM Universidades participa en colaboración con ENEL (ENDESA) y SOLTEC. Este ambicioso programa no solo busca capacitar a más de 5.000 personas en competencias relacionadas con la sostenibilidad, la digitalización, competencias transversales y las energías renovables, sino que también tiene un enfoque inclusivo, beneficiando a jóvenes, mujeres y desempleados en entornos rurales.

La provincia de Teruel, específicamente en la región de Andorra, ha sido testigo de cómo el cierre de su central térmica ha dado paso a un nuevo horizonte de oportunidades gracias a la apuesta por las energías renovables. El plan Futur-e, implementado tras el cierre de la central, no solo ha impulsado la creación de empleo a través del desarrollo de plantas renovables, sino que también ha integrado un componente educativo crucial. Con más de 300.000 horas de formación, este plan no solo busca preparar a los residentes para los empleos del futuro, sino que también tiene como objetivo revivir la economía local y fomentar la fijación de población en estas áreas rurales.

La creación de la Escuela Rural de Energía Sostenible es un claro ejemplo de esta visión. Esta iniciativa no solo capacitará a los beneficiarios en actividades con un alto potencial de desarrollo en la zona, como la agricultura ecológica, la apicultura y la energía solar, sino que también promoverá la innovación y la digitalización en el sector primario, conectando el pasado agrícola de la región con las tecnologías del futuro.

En este contexto, la formación se convierte en una herramienta poderosa para la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible que no solo respeta el medio ambiente, sino que también fortalece las comunidades rurales. Al proporcionar a los residentes las habilidades necesarias para participar en la economía verde, se crean las condiciones para un desarrollo económico duradero y equitativo.

La colaboración entre empresas, instituciones educativas y comunidades locales es clave para lograr este objetivo. Iniciativas como esta no solo contribuyen a la sostenibilidad ambiental, sino que también promueven la justicia social al ofrecer oportunidades a colectivos vulnerables. En definitiva, apostar por la formación en sostenibilidad y energías renovables no solo es una inversión en el futuro del planeta, sino también en el futuro de las personas que habitan en él, especialmente en aquellas zonas que más lo necesitan.

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