Ya lo decía el maestro Bretón hace más de 100 años en una de sus entrañables zarzuelas: “Hoy las ciencias avanzan que es una barbaridad”… y no es para menos. La manera clásica de impartir formación en las empresas ha quedado completamente obsoleta y ya en pleno siglo XXI cualquier propuesta formativa a organizaciones que no cuente con un anclaje sólido en plataformas virtuales, recursos multimedia y un grado alto de interactividad tutor-alumno queda tan obsoleta como el atuendo de los personajes de “La Verbena de la Paloma”.
Como experto considero que existen cinco aspectos mínimos que hoy día toda formación on-line de calidad debe cubrir. Los enumero a continuación:
- Material de calidad ¡Por favor!: El auge de internet y la facilidad para el corta-pega ha hecho que existan en el mercado numerosos cursos que no son más que un “pastiche” de contenidos refritos de diversos autores. Antes de matricularte en uno de estos cursos, procura estar seguro de que el contenido que te van a transmitir es 100% original y de que ha sido correctamente revisado.
- Que el curso lo impartan auténticos expertos: En relación con lo anterior, es importante que el claustro de profesores (aunque sea virtual) esté formado por personas provenientes del mundo académico y/o profesional con solvencia demostrada y capacidad docente.
- A mi ritmo, gracias: Aunque es importante acotar tiempos para no eternizarnos, un programa formativo a empresas debería ajustarse a tus necesidades como un guante y eso incluye que sea adecuado a la cantidad de tiempo que realmente puedes emplear en él. Un programa formativo NUNCA debería ser una fuente de estrés o angustia para el alumnado.
- Que haya alguien al “otro lado”: De nada nos serviría la mejor plataforma on-line si no tenemos a alguien que nos tutorice: esto es, que me hagan un seguimiento de mis progresos, evaluaciones, recomendaciones de mejora, retos para participar en foros e interactuar con los otros alumnos… ¡como mínimo!. Si al final lo que un curso me ofrece es únicamente “empollar” en el ordenador lo que hace 15 años leía en papel, lo que tendré es una formación deficitaria que cojea.
- Que pueda obtener un certificado: Que nada te lleve a engaño: el título no es sólo un papelito mono para meter en un cajón del escritorio. En un entorno cada vez más exigente y competitivo, las empresas exigen un currículo a sus candidatos debidamente documentado y certificado. Antes de contratar un curso pregunta si quienes lo imparten están en disposición de certificar y dar validez a tu esfuerzo mediante un título respaldado por alguna universidad u organización de prestigio.
La formación en la empresa es un aspecto extremadamente serio que en algunas ocasiones puede tomarse demasiado a la ligera. Asegúrate de que al menos tienes estos puntos debidamente controlados para evitar que tu próxima acción formativa se convierta en un “sainete lírico” al estilo de Don Sebastián y Don Hilarión.
Miguel Sánchez