Cuando contactamos de manera directa con un profesional para hacerle una oferta de empleo, existen peculiaridades que debemos tener muy en cuenta. Sobre todo, se trata de un proceso delicado, en el que prima la confidencialidad, la confianza y la buena comunicación entre ambas partes: la empresa que busca una nueva incorporación, y el profesional que se plantea el cambio.
Es por esto la importancia de poder contar con un partner de consultoría de atracción de talento, que nos ofrezca apoyo y pueda guiar el proceso a buen puerto. A grandes rasgos, hay algunos aspectos esenciales que debemos tener muy en cuenta:
– Se trata de un cortejo: al ponernos en contacto con un profesional en activo, con un puesto de relevancia, y en el que se le presupone un desempeño excelente, le estamos planteando asumir un cambio que comporta riesgos. Es importantísimo saber tratar este proceso de forma franca y a la vez delicada, creando una relación de confianza con nuestro candidato. Mantener canales de comunicación frecuente y fluida es indispensable para asegurar el éxito; también conocer los vaivenes, las idas y venidas, saber gestionar los tiempos… Es todo un arte que, además, consume muchos recursos. Debemos armarnos de paciencia: en ocasiones, el camino de la búsqueda directa no es tan directo como nos gustaría. Además, cobra especial importancia que el empleador sepa responder a las cuestiones ¿Qué me ofrece la empresa? ¿Cuáles son las oportunidades para mi carrera? Si en todo proceso de selección se trata del entendimiento entre las dos partes, en este tipo de procesos debemos tener aún más claros estos aspectos.
– La confidencialidad es crucial: tanto para la identidad de la empresa cliente en estadíos tempranos del proceso, como hacia el entorno laboral actual del candidato, es uno de los aspectos que más debemos cuidar. Cuando tratamos con candidatos en activo que se plantean el cambio, nos encontramos con variedad de escenarios: en algunos puestos, se cuenta con cierta libertad para ausentarse, o es más sencillo conseguir intimidad para una llamada. En otros casos, contactar fuera de horas, o concertar entrevistas en fin de semana son peculiaridades que debemos estar dispuestos a asumir. Si como entrevistador te enfrentas a un proceso de búsqueda directa… ¡ten encendido siempre el móvil y amplía la disponibilidad de agenda!
– Estamos ante un proceso de cambio. Es importantísimo conocer la evolución y saber reconocer sus fases: desde la contemplación, en la que el futuro candidato escucha nuestra oferta, recaba información y nos pide tiempo para considerarlo, la determinación, con la decisión de entrar en el proceso selectivo, y la toma de acciones que se concretan en entrevistas formales; pero también la alternancia de fases de consolidación con momentos en los que asaltan las dudas, replantea las condiciones para el cambio, o decide abandonar el proceso. Esperar este movimiento pendular, y sobre todo saber acompañar al candidato en el proceso, es parte de las habilidades del reclutador de búsqueda directa.
– Prima la excelencia: siempre es importante cuidar la experiencia del candidato; sin embargo, en estos casos tiene una importancia extrema. No cumplir con una llamada que se ha prometido, dejar demasiado tiempo sin seguimiento, o no atender con la suficiente atención a un candidato, pueden romper el rapport entre reclutador y postulante, y desvirtuar el proceso.
– Y la duda fundamental: ¿Es más caro?
Sí, para ser francos, algo más, lo habitual entre un 5 y un 8% más que en un proceso regular. Sin embargo, la gran ventaja de poder contactar y atraer exactamente el tipo de talento que se alinea con la estrategia empresarial, y que probablemente no están buscando empleo de forma activa, bien lo valen.
¿Hablamos?
Laura Cortés