Sin Fronteras en la Educación OPEM Universidades 25 de febrero de 2014

Sin Fronteras en la Educación

El primer día de clase, Andrea llegó al aula entusiasmada a la par que asustada por la experiencia. Estaba sola entre niños que no conocía, con una señora que no le resultaba familiar y viendo dibujos extraños en la pizarra. La profesora al comienzo de la lección les dijo que en unos meses serían capaces de leer lo que ponía en la pizarra, pero que tardarían años en llegar a entender de verdad su significado. Andrea grabó esas palabras en la mente y dejó que el tiempo pasara. Efectivamente a los meses consiguió leer la palabra, pero tendrían que pasar décadas para que entendiera la semilla que había plantado esa mujer en ella. La palabra de la pizarra era EDUCACIÓN.

El escritor italiano Arturo Graf, definía al buen maestro como aquel que, enseñando poco, hace nacer en el alumno un deseo grande de aprender. La educación es la base del crecimiento y según cómo se lleve a cabo puede llegar a definir a las personas. El problema es que, aunque se reconozca como un derecho universal, no siempre lo es. La alfabetización mundial oscila en torno al 85%, lo que deja un 15% de personas que no saben leer ni escribir.

Es importante, por lo tanto, proporcionar ayuda a las personas que se preocupan por estos niños y hacen lo posible por ayudarles a crecer y pensar en libertad. Educación Sin Fronteras, renombrada ahora como Educo en su unión con Intervida, es una de estas organizaciones volcadas en darles a todos los niños la oportunidad de aprender, seas de donde seas. A través de programas nacionales como Educación para la Acción y de otros programas de cooperación internacional, desarrollados a partir de sus delegaciones en países de toda América Latina, ESF trata de dar cobertura a las deficiencias de enseñanza que se tengan en cada caso particular.

El problema es el de siempre: la financiación. Pero ahí entramos nosotros. Los particulares pueden colaborar, pero será el peso de las empresas el que puede llegar a definir un cambio. Y ese cambio puede llegar a afectarnos a nosotros mismos porque no hay mayor compensación que la de saber que parte de tu trabajo se dedica a erradicar una situación de desigualdad, a ayudar a otros a crecer ofreciéndoles la oportunidad de pensar por sí mismos y a la postre ejercer su libertad individual.

La ayuda nunca sobra por ello desde OPEM os animamos a apoyar a una organización que lucha por el derecho de todos a ser capaces de alcanzar la libertad a través del pensamiento libre… y sin fronteras.

 Alba Lúa

Responsable de Imagen y Comunicación

amartin

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