Hasta los mejores oradores tienen alguna anécdota que contar sobre alguna de sus presentaciones. Hablar en público siempre produce algún tipo de ansiedad, pero la preparación puede reducir al mínimo este estado, y si además tenemos en cuenta algunos aspectos de nuestra presentación, puede que hasta logremos destacar y ser recordados como buenos comunicadores.
Hoy queremos daros algunos consejos para hablar en público con éxito:
- Comienza de una forma distinta. Sorprende a tu audiencia, no seas convencional, atrae su atención. Esto no quiere decir que todo vale, tu inicio ha de tener relación contigo y con el tema que se va a tratar. Las primeras 10 palabras de tu presentación marcarán las 10.000 siguientes.
Puedes empezar contando una historia, una anécdota, utilizando alguna cita conocida o incluso imágenes, pero siempre en relación con el tema a tratar.
- Cuida el diseño de la presentación que vas a utilizar. Un mal diseño puede destrozar tu presentación. Utiliza imágenes que ilustren lo que estás diciendo pero que no te roben el protagonismo. La presentación es solo un apoyo a tus palabras, si incluyes mucho texto conseguirás que el público lea en lugar de prestarte atención.
- Dirígete a tu público. No es lo mismo hablar para muchas que para pocas personas, para jefes o para clientes. Conoce cuál será tu público y adapta el mensaje a ellos.
- Establece un vínculo emocional con tu audiencia.Otro consejo que puede funcionar en este sentido es utilizar materiales que tengan que ver con el público, que despierten en ellos un vínculo emocional.
Por ejemplo, puedes aportar ejemplos relacionados con aspectos del lugar o la población en la que vas a realizar la charla o, si el curso es de varios días, introducir conversaciones o datos obtenidos los días anteriores.
- Prepara siempre los contenidos. No te dejes llevar por la comodidad utilizando los mismos materiales para varios cursos o diferentes situaciones. Debes adaptarte a cada momento, público y temática según las necesidades de cada intervención.
- Deja claras las ideas más importantes. Una persona no recuerda más de 2 ó 3 ideas clave, así que no tiene sentido incluir grandes dosis de información. Aunque demos más ideas, siempre hay que dejar claras las principales, aquellas que queremos que se recuerden. Trabaja sobre ellas varias veces durante la ponencia.
- Trabaja tu comunicación verbal y no verbal. Transmitimos tanto verbal como no verbalmente. Ambas comunicaciones han de ser coherentes. Una forma muy efectiva es grabarnos y detectar los campos que podemos mejorar. Es importante transmitir seguridad. Todos tenemos dudas y miedos en algún momento pero debemos evitar transmitirlos a la audiencia. Si no nos sentimos seguros se nota y se transmite.
¿Cómo ganar seguridad? Con experiencia y preparación. - Acepta las críticas y aprovéchalas para mejorar. El feedback que puede aportarnos el público es una información valiosísima que puede enseñarnos nuestros errores y ayudarnos a mejorar los aspectos que tengamos menos desarrollados.
- Ajústate al tiempo. Es importantísimo ajustarse al tiempo del que disponemos, no pecando por exceso ni por defecto. Podemos dejar un poco de tiempo para preguntas, pero siempre contemplado en nuestra planificación. Planificar bien el tiempo, los descansos y las cuestiones que puedan surgir, es una muestra de respeto hacia el tiempo de nuestra audiencia y hacia el nuestro propio.
Y por último, ENSAYA, ENSAYA, y ENSAYA. La preparación es fundamental, no se puede dejar nada a la improvisación. Aunque suene contradictorio, hay que ensayar mucho para ser natural y espontáneo.
Con ensayo, práctica y experiencia, siempre se puede mejorar.
¿Cuando empezamos?
Equipo de Opem