Durante décadas, las empresas se han esforzado por ofrecer a los trabajadores un desarrollo profesional a través de planes de formación estructurados y planes de carrera predefinidos.
Han diseñado estrategias de gestión de personas que, por supuesto, se han convertido en un elemento importante para que las empresas pudieran crear las condiciones y el entorno adecuado para generar compromiso y motivación.
Las empresas, a través de sus directivos y en coordinación con los departamentos de RRHH, se han afanado —¡invirtiendo muchas horas!—, en crear metodologías y herramientas que les permitan tener un manual de descripción de puestos de trabajo que sirva de base para la creación de planes de carrera, así como para el diseño y puesta en marcha de programas de formación estructurados de acuerdo a esos planes. Actualmente se siguen utilizando estas herramientas para determinar promociones, políticas de incentivos o retribuciones y como referencia para tomar decisiones y para marcar la base de las relaciones entre empresa y empleado, pero también hay otros parámetros por los que las nuevas generaciones se mueven y se comprometen con un proyecto o empresa.
La crisis, en estos últimos años, ha hecho que muchas empresas tengan que replantearse la inversión en formación y las relaciones laborales con sus trabajadores, buscando fórmulas que permitan un impacto más directo en la productividad del empleado y más acorde a la estrategia empresarial en el corto/medio plazo. Y la tecnología digital, como base para muchos cambios culturales y sociales, ha hecho que estas nuevas generaciones valoren de forma diferente su paso por las organizaciones.
Las nuevas generaciones quieren poder optar a una capacitación permanente de acuerdo a las últimas tendencias tecnológicas aplicadas al negocio y a su profesión, entendiendo como “profesión” algo más complejo y amplio que un “puesto de trabajo”. Su compromiso y motivación será posible en la medida en que el proyecto empresarial les permita llegar o acercarse a su proyecto personal y sus valores.
Y es justo ahí donde las organizaciones en estos momentos encuentran la dificultad, en identificar las “verdaderas” motivaciones que mueven a sus empleados y “alinearlas” con las metas, retos y proyecto empresarial, que busca empleados capaces de “engancharse” a un proyecto y de GENERAR “producto y /o negocio” para la empresa.
Esta nueva forma de entender la relación entre profesional o empleado y la dirección de la empresa representa una nueva “corriente” que nace del ámbito del marketing y que irrumpe con fuerza en el ámbito de la gestión del talento. Un enfoque más “colaborativo” orientado a la generación de compromiso y de comportamientos positivos: se trata de la GAMIFICACIÓN.
Sonia de Ansorena
En próximos post os contamos todo sobre esta nueva corriente.
