Parece que por mucho que nos empeñemos en conciliar la vida personal y el trabajo, realmente no parece posible separar ambas facetas de nuestra vida. Por mucho que queramos, dedicamos una gran parte de nuestra vida a nuestro entorno laboral y eso, al final es vida personal. Sin contar que, además, muchas veces nos llevamos nuestros problemas laborales a casa.
Por tanto, parece más razonable que lo efectivo sea centrar nuestros esfuerzos en buscar un lugar para trabajar donde estemos cómodos, buscar una empresa que nos trate bien. Como muchos ya sabéis, existe una organización llamada “Great Place to Work Institute” que se dedica a recopilar y clasificar cuáles son las mejores empresas en este sentido. Curiosamente, o quizás no tanto, suele haber una correlación directa entre estas listas y las listas de las empresas con mayor éxito.
Es lógico pensar que una carga importante de la responsabilidad para crear un buen clima laboral corresponda a la dirección. Pero pese a que existe mucho jefe tóxico, también debemos tener en cuenta que todos tenemos responsabilidad en el ambiente laboral, pues las emociones se contagian.
Recientemente la consultora de opinión Opinion Research ha elaborado un estudio sobre los comportamientos más indeseables en los lugares de trabajo agrupándolos en ocho categorías:
1. Mantener una actitud pesimista. Muchos profesionales, de forma natural, tienden a obviar los puntos fuertes y positivos de las decisiones, y se muestran negativos.
2. Ser un cenizo. Este comportamiento negativo puede llegar a influenciar el estado de ánimo y trabajo de sus compañeros.
3. Quejarse por todo. Tenemos que tener claro que, dentro de una organización, en ocasiones saldremos bien parados y en otras nos tocará vernos perjudicados por el reparto de tareas, por ejemplo.
4. Ir de víctimas. No hay que internalizar determinadas decisiones o apreciaciones como personales.
5. Ser un pelota con nuestros superiores. Los jefes deberán valorar nuestro rendimiento con aspectos objetivos no por nuestro exceso de cordialidad.
6. Mantener una actitud agresiva. Aunque el clima dentro de la empresa sea complicado, no hay que responder a ello con un comportamiento agresivo.
7. Robar el tiempo. Debido a la crisis, reducciones de plantilla, restructuraciones, etc. muchos profesionales han tenido que acaparar más tareas en su día a día que hace años. Por tanto, no hay que organizar reuniones innecesarias o robar el tiempo a un compañero o a un superior.
8. Chismorrear y/o criticar a los demás. Los corrillos no son buenos en las empresas, porque pueden generar un mal ambiente laboral.