Me gustaría comenzar por una frase de John F. Kennedy que desde mi punto de vista marca lo que está sucediendo en muchas empresas. “El cambio es la ley de la vida. Y aquéllos que miran sólo al pasado o al presente perderán con certeza el futuro”.
Hace unas semanas, hablaba con un amigo directivo en una empresa grande, de esos 7 de cada 10 que engrosan las filas de los que se van a ir de su empresa. Al final me llamaba la atención que la congelación salarial, las duras decisiones tomadas o el clima vivido no le amedrentaban, lo peor para él y otros compañeros como él es que su empresa no tiene un proyecto claro de futuro, y mucho menos para las personas. En esta compañía, como en muchas, siguen en el fango de las trincheras y cuando la realidad marca ya otro ritmo, la inercia de la compañía es seguir arrastrándose por el lodo, con la triste esperanza de que no hay otro mundo ni otra forma, al final la idea que fluye es que no hay futuro.
Lo peor es que si analizas a fondo el modo de actuar de la alta dirección de estas compañías hay una mezcla de cansancio y falta de ilusión, pero al final, no digo que de modo consciente, nadie parece preocupado por la fuga de talento que nos viene, y no es una broma porque con la salida de estos mandos nos jugamos la supervivencia. Con su salida de la empresa se llevan años de conocimientos implícitos, experiencia y complicidad generada con sus colaboradores, pero, sobre todo, de nuevo el futuro.
Estas organizaciones de trinchera que ocultan la cabeza de la realidad están perdiendo las nuevas oportunidades que nos ofrece el mercado un día tras otro, en muchos casos con los huecos dejados por otros y que serán ocupados por los más capaces, aquellos dispuestos a cambiar. Por ello es hora de poner en marcha los equipos, de recuperar la ilusión de ponernos tod@s a trabajar en la misma dirección.
¿Y cómo podemos hacerlo? Aporto algunas ideas:
- Revisa. Políticas salariales, evalúa el desempeño, mide, trabaja sobre objetivos y desarrolla la visión a largo plazo.
- Integra. Presenta un proyecto de formación serio (no el parcheado chapucero al uso) y con esto quiero decir alineado con la estrategia de la empresa, desarrollado en el tiempo, con metodología contrastada y que profundice en los elementos esenciales que nos permita fidelizar y medir los cambios y mejoras producidos.
- Profesionaliza. Asegura tus vías de entrada de nuevas personas, reclutamiento, selección y acogida son objetivos y adecuados al siglo XXI, siempre acompaña y mide a los nuevos.
- Mide. Procesos, personas y puestos. Utiliza cuadros de mando.
- Externaliza. Trabaja con empresas serias que te aseguren proyectos y resultados a largo plazo. Vacúnate contra los magos (la felicidad no salvó ninguna organización), los caballeros andantes (que se pierden por el camino de la soledad o la vocación) y los milagros (sin esfuerzo no hay resultados).
- Formate. Estudia, intégrate en equipos con otros colegas, pero por favor no vivas aislado de un mundo global que tiene mucho que aportarte a ti y tú a él.
Todo lo aquí señalado es un camino que requiere tiempo, porque el lodo del fondo te ha dejado las alas pegadas al cuerpo y lo que necesitas es levantar el vuelo, pensar a largo plazo y esto como hábito te permitirá afrontar el futuro alineando personas y objetivos. Si prefieres agacharte y enterrar la cabeza en tierra no esperes que te suceda nada bueno.
Tu decides que tipo de empresa quieres ser, es cuestión de supervivencia.
José Antonio Carrión