Ya sabíamos que la retribución no se puede utilizar como un factor motivacional a largo plazo (aunque también es cierto que sí puede ser un elemento desmotivador si está mal gestionada), pero para José Castellanos, director ejecutivo de Page Personnel, ésta incluso se puede volver “irrelevante según el escalón de la pirámide laboral en la que se encuentre, la experiencia adquirida o la situación personal que tenga”.
Esta afirmación la hace en relación a una reciente encuesta elaborada por Manpower y que pone de relieve que a la hora de la búsqueda de empleo se valora más el clima laboral y las posibilidades de desarrollo profesional que la retribución por sí sola y, así, cuando se considera el sueldo se suele hacer dentro del mix retributivo.
Hace unas semanas hablábamos de lo importante que era la transferencia de emociones para la empresa según Santos Fernández Villegas, Presidente Honorífico de AEDIPE. Este autor, en un artículo publicado el 27 de marzo pasado en el periódico Levante, ahonda aún más en esta cuestión y afirma que una “motivación emocional es una diferenciación competitiva”.
Santos Fernández se basa en tres pilares para conseguir este compromiso entre empleado y empresa, que puede llegar a conseguir un aumento del 30% de la productividad y tiene beneficios tanto para la empresa como para el trabajador:
En definitiva, se trataría de creer en las personas y hacerlas partícipes de la organización.
Y vosotros, ¿qué creéis? ¿realmente son tan importantes las personas para la empresa? ¿o quizás lo único que les importa a la mayoría de los trabajadores sea cobrar a fin de mes?. Espero vuestras respuestas.
Ximo García
Imagen de Wikimedia Commons; autor: indo consultores; Creative Commons
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