Es creciente el número de estudios de organismos tanto públicos como privados, que intentan descifrar cuál es el perfil necesario para lograr la empleabilidad. Dichos estudios tratan de aclarar qué competencias y talentos deben poseer aquéllos que logran no sólo emplearse, sino añadir valor a sus organizaciones.
El análisis de estos estudios nos lleva a detectar dos tendencias que se están dibujando¬† con firmeza en nuestro horizonte:
- La existencia de un mercado laboral muy competitivo en donde la formación de partida es imprescindible, aunque no totalmente determinante en el currículo. Un mero acopio de formación en cursos, seminarios, master, etc. siendo importante no es suficiente, podríamos decir que se ha convertido este punto en una ¡conditio sine qua non!.
- Una revolución tecnológica que implica una forma de aprender y estar al día de forma distinta, mediante redes sociales, blogs, webs, etc., de forma que comunicar, compartir y comentar nos lleva y nos obliga a un aprendizaje continuo, a tener una capacidad de adaptación constante. Este aprendizaje continuo es causa y a su vez consecuencia de dicha revolución tecnológica.
La Universidad¬†de Phoenix y Apollo Group, empresa asociada a dicha universidad, publicaban recientemente un estudio en donde identificaban lo que ellos denominaban las¬†aptitudes más valoradas del trabajador del siglo XXI. La reflexión sobre este estudio nos permite¬† determinar las características básicas de los que podríamos llamar los Talentos Siglo XXI.
Estas características son:
1. Autoliderazgo¬†como punto de partida para liderar otras personas, otros entornos u otras situaciones. Es imposible liderar o guiar a los demás si uno no es capaz de fijar su propio rumbo. Las organizaciones siglo XXI necesitan personas conscientes de sus fortalezas y puntos de mejora, capaces de compartir visiones y sueños, dispuestas a actuar, con una cultura de valores que genere influencia¬† y confianza. Estas personas que confían en sí mismas y que saben hacia dónde quieren ir, quieren también tomar decisiones sobre su futuro profesional y el futuro de sus organizaciones. Sólo estas personas son capaces de liderar equipos con las competencias que eso supone.
2.¬†Adaptabilidad¬†ante entornos diferentes, situaciones cambiantes, nuevos retos, exigencias múltiples, prioridades que se ven alteradas y cambios rápidos. Nuestro entorno, tremendamente turbulento, exige que las personas con talento decidan reinventarse a si mismos, sin renunciar a sus valores. Este cambio continuo significa comprometerse¬† a ser flexible, estudiar el mundo de posibilidades que se nos abre si estamos dispuestos a adaptarnos a los cambios, buscar nuestra propia renovación, pero sin renunciar a nuestros valores esenciales.
3.¬†Innovación.¬†El entorno al que nos enfrentamos exige buscadores, es decir, personas inconformistas que aporten ideas nuevas de fuentes distintas, que hallen soluciones originales a problemas persistentes, que piensen que lo mejor está aún por venir. Estas personas se preguntan con frecuencia ¿Qué cosas no hemos intentado aún? Cuando a nuestro alrededor generamos espacios de diversidad e integración, estamos impulsando la aparición de ideas, productos y acciones tanto innovadoras como creativas.
4.¬†Pensamiento crítico.¬†Nos estamos refiriendo en este punto a los inconformistas, que, aunque no tienen muy buena prensa en las organizaciones convencionales, son una autentica necesidad para las organizaciones de éxito. Tom Peters decía que «los chiflados son un soplo de aire fresco!. En un mundo tan competitivo, con estrategias tan parecidas,¬† con productos tan uniformes, las personas¬† contestatarias y apasionadas pueden ofrecer ideas que chocan de frente con el status quo pero que, precisamente por ello, pueden representar la diferencia entre oportunidad o parálisis. Cada día estamos más convencidos de que las organizaciones necesitan personas que cuestionen, pero que cuestionen en positivo, para aportar sus ideas y su entusiasmo por las mismas, no para decir que nada va bien.
5.¬†Comunicación.¬†Las organizaciones del siglo XXI necesitan personas que sean efectivas a la hora de comunicarse con los demás, que sean capaces de captar las pistas emocionales para afinar sus mensajes, algo especialmente necesario en situaciones difíciles. El buen comunicador también escucha y lo hace de forma proactiva, generando el entendimiento mutuo y compartiendo la información que posee de buen grado. El buen comunicador fomenta la comunicación abierta, y se muestra¬† receptivo tanto a las buenas como a las malas noticias. Es capaz de generar espacios de comunicación ante situaciones, tecnologías y personas distintas. Ser un buen comunicador no es nada nuevo, es un requisito básico de cualquier buen directivo o profesional, pero es un valor en alza, apoyado por las tecnologías emergentes o consolidadas.
6.¬†Productividad.¬†Son necesarias más que nunca personas que se responsabilicen de conseguir los objetivos organizacionales planificados, asegurando los resultados previstos. Asegurar resultados óptimos se convierte en un valor de creciente importancia en un entorno cada vez más competitivo. Una disposición ganadora y una actitud positiva hacia valores como determinación, esfuerzo, optimismo, entusiasmo y desarrollo de un perfil de alto rendimiento, dan contenido a una competencia que se convierte así en estratégica.
7.¬†Juego de equipo.¬†Como no, se buscan personas capaces de pasar de los planteamientos individuales a los resultados de equipo. Capaces de pasar del pensamiento individual a los procesos integrados con diversidad de personas, es decir, personas generosas e integradoras. Estas personas son también respetuosas con los demás, colaboradoras y con disposición a ayudar y compartir. Son capaces de impulsar al equipo hacia la participación activa y entusiasta, fortaleciendo su identidad, la pasión y el compromiso colectivo. Las personas que trabajan bien en equipo, protegiendo al equipo y su reputación, compartiendo triunfos y fracasos, continúan siendo un valor en alza a considerar en las organizaciones excelentes: ¡no pasarán nunca de moda!
8.¬†Capacidad de emprender.¬†Es un reto de altura ser emprendedor. El emprendedor es aquel que, como diría un castizo, se busca la vida. El emprendedor es capaz de buscar y de explotar oportunidades, desarrollar proyectos, integrar y lanzar ideas propias o compartidas, salir de las zonas de confort o miedo, asegurar resultados, ambicionar logros y conseguir recursos. El emprendedor es atrevido porque se enfrenta a dificultades y riesgos. Posee convicción personal y confianza en sí mismo. Disfruta del desafío.
Creemos que este perfil es necesario para las personas con talento que necesitan las organizaciones del siglo XXI, pero puede que usted, lector, tal vez tenga otro: ¡enhorabuena si eso le ayuda! Tal vez este perfil lo vea usted como algo demasiado exigente, entonces ¡tiene una oportunidad de retarse a sí mismo! Por el contrario, quizá en su opinión este conjunto de rasgos son poco innovadores: ¡pues enriquézcalo con sus aportaciones!
En cualquier caso, es nuestra forma de ver las necesidades que creemos que van a tener las organizaciones de futuro ¡Ojalá a alguien le sean de utilidad!
Artículo originalmente publicado en La Verdad el 18/06/2013 en «La columna de la UA».¬†
Reyes González Ramírez. Directora de la Cátedra Prosegur Universidad de Alicante.¬†
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